junio 30, 2025 1 lectura mínima
Hacer yoga en el piso sin un tapete es como hacer sentadillas con jeans ajustados: técnicamente posible, pero doloroso y con riesgo de accidente.
El tapete de yoga no es solo un pedazo de goma antideslizante. Es tu mejor amigo, tu confidente zen, tu isla en medio del caos. Si alguien dice “yo hago yoga sin tapete”, probablemente también medita en tacos de Lego.
Porque no es lo mismo apoyar tus manos sudadas en una superficie lisa y fría, que en una base cómoda que te sostiene mientras finges que sabes lo que estás haciendo.
Un buen tapete:
Evita que te resbales y termines en pose “ambulancia”.
Amortigua rodillas, codos y egos heridos.
Te da tu espacio personal (aunque practiques en la sala, entre la mesa y el perro).
Desde el minimalista que quiere uno delgado y negro mate, hasta el espíritu libre con tapete de mandalas multicolor y olor a eucalipto.
Incluso hay tapetes con líneas para alinear posturas, aunque seamos honestos: nosotros solo intentamos no caer sobre la planta.
El tapete de yoga no te hará más flexible por arte de magia, pero sí evitará que termines con un chichón haciendo el perro boca abajo.
Y eso, mis amig@s, es ganar en la vida.
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