agosto 12, 2025 2 lectura mínima
En la decoración, no todo es cuadrado… ni debería serlo.
Si tu sala necesita un refresh que no implique pintar paredes ni mover muebles pesados, te tengo el secreto: un tapete redondo.
Sí, un simple círculo que puede cambiarlo TODO.
A diferencia de un tapete rectangular, el redondo rompe la rigidez de líneas rectas. Rodea tu sala con un aire más fluido y acogedor, como si suavizara las esquinas invisibles del ambiente. Perfecto para salas pequeñas o para dar protagonismo a un punto clave, como la mesa de centro.
Los círculos transmiten armonía y balance. Si sientes tu sala fría, muy “seria” o cuadrada, un tapete redondo le inyecta movimiento y frescura. Es el truco más fácil para darle personalidad sin saturar.
¿Tienes un sillón que adoras? ¿Una mesa de centro que merece aplausos?
Ponle un tapete redondo debajo y verás cómo todo cobra protagonismo. Es como un escenario que dice: “Aquí pasa la magia”.
Minimalista, bohemio, nórdico, rústico… no importa. Un tapete redondo se adapta sin pelearse con nada. Solo elige el color, la textura y el tamaño que más combine con tu vibra y listo: círculo perfecto activado.
Los tapetes redondos hacen que tu sala se sienta más cálida y viva. Puedes jugar con materiales: yute, lana, algodón o mezcla. Además, delimita espacios sin cerrar visualmente, ideal si tienes sala-comedor integrados.
Un tapete redondo no es solo “otro accesorio”. Es el detalle que hace que todo fluya. Así que si tu sala pide un cambio, no busques más: piensa en círculos.
Ya sabes, lo perfecto no siempre es cuadrado… a veces, es redondo.
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